miércoles, 7 de julio de 2010
Ventanas para mirar Nigeria
Cada quien en lo suyo y mejor no cruzar las miradas para no incomodar a quien por casualidad nos cruzamos de la casa al coche. Ese podría ser un buen consejo para quien viene a vivir a Estados Unidos. Para los turistas y las miradas curiosas hay lugares específicos, pero no los barrios y las calles que la gente camina todos los días en la rutina cotidiana. Por eso, mi vecina nigeriana sigue sorprendiéndome. Tiene unos treinta años y diez de vivir en los Estados Unidos. Ella y su familia fueron, al inicio, prudentemente amigables. Antes de conocerla, de Nigeria solo sabía que estaba en la parte occidental de Africa y que desde 1994 su selección ha participado en el Mundial de Fútbol. Con su padre, arqueólogo y profesor de una universidad en el sur de Nigeria, cruzamos algún saludo mientras estuvo de visita. Tocó nuestro apartamento para despedirse y nos pidió estar atento de sus hijas, sobre todo de la menor que estaba embarazada. Eso marcó un lazo solidario que en el transcurso de los días se ha ido estrechando.
Los lugares se conocen a través de rostros concretos. Más allá del mapa mundi y de la tarea de memorizar las capitales del mundo, los países y sus culturas nos llegan a través de quienes nos permiten conocerlas y aprenderlas poco a poco. Por mi vecina supe que Nigeria es el país más poblado de Africa. El gobierno británico le concedió su independencia en 1960. Gobiernos militares, dictaduras y frágiles procesos democráticos se han sucedido en los últimos 50 años. Esta convulsión política no ha evitado una intensa producción cultural.
Nigeria es la segunda industria cinematográfica del mundo: Nollywood. Su principal mercado son los migrantes nigerianos radicados especialmente en Europa. La distribución de las películas se hace através de redes informales. Mi vecina nos prestó "Yellow fever. Back to Land", una sátira política en la que la corrupción policial, el clientelismo, las relaciones familiares y comunitarias se van dibujando con pinceladas de fuerte histrionismo y socialrealismo.
La música africana siempre me ha gustado. Artistas como Angelique Kidjo (Benín) o Wasis Diop (Senegal) han sido mis preferidos. Gracias a mi vecina ahora conozco a King Sunny Adé. En 1998 fue nominado a un premio Grammy. La música, me dice mi vecina, como las lenguas, son propias de los múltiples grupos étnicos de Nigeria. Tienen sus propias técnicas, instrumentos y canciones. Hay más de 250 grupos lingüísticos y étnicos en Nigeria.
La Nigeria moderna fue eminentemente agrícola hasta que en los años de 1960 encontraron petróleo y gas natural. Esto aceleró un proceso de industrialización que ha ido profundizando la brecha socioeconómica entre los que pueden integrarse en la industria y los que no. También se han generado nuevos y violentos conflictos. El papá de nuestra vecina, junto a otros colegas en la universidad en la que trabaja, está buscando formas de paliar las consecuencias geológicas que la extracción acelerada de petróleo está provocando. Parece una gota en el oceano. No hay certezas. Más que respuestas surgen nuevas preguntas por el papel de los recursos naturales de Nigeria en esta economía global, tan dependiente a las fuentes de energía petrolera.
Hasta ahora, esas han sido mis ventanas para mirar Nigeria. Estoy segura que con mis vecinas iré acercándome a la literatura, a la cocina, a la artesanía, a la sabiduría popular ... Con ellas iré entendiendo eso que llaman interculturalidad.
Etiquetas:
interculturalidad,
música africana,
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